lunes, 25 de octubre de 2010

Contenido Radiofónico


Lenguaje y Código Radiofónico


Sin la existencia de un lenguaje y sin la existencia de un código o conjunto de normas y reglas que den sentido a ese lenguaje, difícilmente podríamos hablar de comunicación, de la misma manera que tampoco sería posible entablarla si no se dispone de un canal que la haga viable, si no se da una situación que la propicie -por mucho que deseemos conversar con alguien, raramente lo podremos hacer si no tenemos interlocutor-, o si no hay mensaje alguno que transmitir.

En la radio, al igual que en los otros medios, convergen todas y cada una de las condiciones necesarias para hacer de la comunicación una realidad, ya que, entre otras cosas, tiene un lenguaje y un código específicos de los que se sirven sus profesionales para construir toda esa amalgama de mensajes/sonido que llegan a nuestros oídos a través de los aparatos receptores.
Los componentes del lenguaje radiofónico, o, dicho de otro modo, las materias primas con las que trabaja la radio son:
  1. La voz.
  2. La música.
  3. Los efectos sonoros.
  4. El silencio. 

Como es lógico, el uso que se hace de estas materias varía en función del tipo de programa y, así, mientras que en un informativo predominan las voces de aquellos redactores/locutores que relatan las noticias, en una radiofórmula musical es precisamente la música la que tiene un papel protagonista.

El principal denominador común de los componentes del lenguaje radiofónico es, ante todo, su ilimitada riqueza expresiva y su gran poder de sugestión. Utilizando sólo la voz, o sólo la música, o la voz y la música, o la voz y el silencio, o todas las materias primas a la vez, podemos lograr que el oyente se alegre o se ponga triste, que visualice en su mente un paisaje, que recree un movimiento, que sienta miedo, que se entretenga o que se aburra... Porque, en el universo radiofónico, todo es posible.


 Semiótica de la Radio

1.- Función de la Palabra
En gramática tradicional, una palabra es cada uno de los segmentos limitados por pausas o espacios en la cadena hablada o escrita, que puede aparecer en otras posiciones, y que está dotado de una función.
Lingüísticamente, el concepto de palabra es mucho más problemático de lo que la definición anterior sugiere. Determinar qué constituye fonéticamente o morfosintácticamente una palabra es un problema abierto, así por ejemplo junto a los morfemas ligados y las palabras léxicas existen los clíticos cuyo estatus de palabra es discutido. La rama de la lingüística que estudia la composición y estructura interna de las palabras es la morfología.
La palabra puede ser estudiada desde distintos enfoques:
  • Criterio fonológico: Segmento limitado por junturas, pausas o que constituyen el núcleo posible de un grupo acentual.
  • Criterio formal o morfológico: Mínima forma libre, caracterizada por la posibilidad de aparecer libremente en cualquier posición de la cadena hablada.
  • Criterio funcional: Unidad dotada de una función, aunque hay unidades mayores y menores que la palabra.
  • Criterio semántico: Asociación de un sentido dado y un conjunto de sonidos dado dentro de una función gramatical.


2.- Función de la Música

En el campo de la semiosis musical intrínseca, antes de nada, cada obra o su realización presenta cualidades musicales peculiares. Se trata aquí no sólo de las cualidades timbrísticas, rítmicas y melódicas, sino también de la cualidad musical general que un cierto signo puede tener. Las diferentes maneras de utilizar la voz humana en las diversas músicas del planeta son una referencia inequívoca de la variedad de cualidades musicales posibles.
El campo de la referencia musical, estudiando las relaciones entre signo y objeto, revela la capacidad de la música en representar una gran variedad de objetos acústicos y no acústicos. La música significa en varios niveles y el más fundamental es aquel en que signo y objeto presentan una relación de identidad, se trata de la idea de icono puro. La música posee una capacidad de significación autónoma tan grande que algunos estetas, como Eduard Hanslick y compositores como Pierre Boulez.

Toda la música es un complejo semiótico que puede ser estudiado a partir de diversos puntos de vista. Los campos de investigación musical favorecen una especificación precisa del análisis semiótico. Sin embargo, es necesario considerar que la lógica que rige la semiótica de Peirce establece la interdependencia de los tres campos de investigación. La semiosis musical intrínseca, aunque pueda ser estudiada de forma independiente, está inserta en el campo de la referencia musical. Estos dos campos, por su lado, se insertan en la interpretación musical. De esta forma, la interpretación musical constituye el dominio más amplio y complejo de la semiosis musical. Los interpretantes musicales, como proceso semiótico, son el resultado efectivo de la significación musical. Aunque la interpretación musical dependa de la semiosis intrínseca y de la referencia musicales, es en la complejidad del campo de los interpretantes donde la música realmente se presenta, existe y significa.


3.- Función de los Efectos Sonoros

Los efectos sonoros desarrollan un papel fundamental para la producción radiofónica, al igual que la voz y la música.  La radio, es un medio comunicativo que se puede calificar de “ciego”, ya que el receptor no recibe ninguna imagen, ni ninguna información visual.  La radio, sólo cuenta con los recursos sonoros, como la voz, la música y los efectos sonoros.  Todos ellos, en su conjunto, deben lograr que el oyente visualice en su mente el mensaje que se le quiere transmitir, además de percibir cada uno de los matices de la situación.  Los efectos sonoros, por tanto,  persiguen el objetivo de describir paisajes sonoros.
El efecto se puede obtener de forma natural o artificial, es decir,  existe la opción de escoger sonidos directamente del medio real, mediante la grabación de los sonidos, por ejemplo, de los pájaros, del ruido del tráfico, etcétera.  O bien, a través de la creación del hombre, ayudándose a veces, con equipos técnicos.  Por ejemplo, podemos reproducir el sonido del fuego, sencillamente arrugando un papel de celofán.  El efecto es reconocido por el receptor en la medida que está asociado a una realidad, a un objeto, a un fenómeno meteorológico, etcétera.
Por otro lado, los efectos sonoros se corresponden una serie de funciones según su intencionalidad.  Se distinguen las siguientes funciones: descriptiva-ambiental, descriptiva-expresiva y narrativa.
  • La primera, contribuye a la compresión de la situación, ayuda, por tanto, a percibir el entorno donde se desarrolla el mensaje.  Por ejemplo, si hablamos del campo, el trinar de los pájaros nos aporta un matiza más que nos sitúa en ese ambiente en que se contextualiza el contenido.
  • La función descriptiva-expresiva, enfatiza el lenguaje radiofónico, es decir dota de mayor expresividad el mensaje acentuando su valor, pero no constituye un matiz imprescindible para la comprensión de éste.  Por ejemplo, en el contexto de una situación tensa o de discusión, se puede apoyar esta sensación con el sonido de un trueno.
  • La tercera función, la narrativa, se corresponde a aquellos efectos sonoros que por sí solos se identifican con una situación sin lugar a equívoco y, sin necesidad de otro componente adicional.  Por ejemplo, el ruido que produce un motor de coche al encenderse, sólo nos invita a pensar en esa acción.
  • El efecto fade-out, es frecuentemente utilizado en el medio de la radio, consiste en la desaparición progresiva del sonido.  Por ejemplo, el cesar paulatino de la lluvia, hace entender al oyente que la lluvia ha terminado.

 


http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01371852677834857430035/p0000011.htm
http://emisoras-en-la-red.buscamix.com/content/view/33/106/
 

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